La retroalimentación en el aula
La retroalimentación en el aula
En el ámbito de la educación no hay acuerdo sobre un concepto unificado sobre retroalimentación, en parte debido a que para algunos autores se asocia a procesos de evaluación, por lo cual se le considera como posterior a la enseñanza (Hattie y Timperley, 2007). Para otros, es parte misma de la enseñanza (Evans, 2013), y en muchas investigaciones, se le trata como un proceso vinculado específicamente a la evaluación con calificación ( Orsmond y Merry, 2011; Tang y Harrison, 2011).
¿Qué es?
La retroalimentación es un proceso de comunicación dialógica que genera quien enseña a partir de los resultados de procesos de evaluación de sus estudiantes, donde les entrega sugerencias y comentarios con la intención de que reconozcan sus errores y puedan aprender de ellos. Se define como un proceso dialógico porque, si bien es el profesorado quien realiza la retroalimentación, lo que realmente importa es lo que él o la discente haga con la información comunicada. Desde este punto de vista, la retroalimentación no garantiza aprendizajes, sino que aumenta las probabilidades de que quien estudia quiera aprender (Brookhart, 2011). Si la información es considerada útil, entonces ayudará al estudiante a reafirmar lo que ya conocen y a comprender qué deben hacer para seguir aprendiendo, lo que les permite sentirse en control de su aprendizaje y desarrollar habilidades de autoevaluación y monitoreo.
Orientaciones para retroalimentar
Retroalimentación.
Consiste en devolver a la persona, información que describa sus logros o progresos en relación con los criterios de evaluación. Una retroalimentación es eficaz cuando se observa las actuaciones y/o producciones de la persona evaluada, se identifica sus aciertos, errores recurrentes y los aspectos que más atención requieren; y a partir de ello brinda información oportuna que lo lleve a reflexionar sobre dichos aspectos y a la búsqueda de estrategias que le permitan mejorar sus aprendizajes. (RVM N° 094-2020-MINEDU)